jueves, 25 de noviembre de 2010

Un corto ítalo-francés

Un domingo al mediodía como suelen hacer las familias italianas, pero éste domingo era distinto, era raro, no por la lluvia y ese día gris que apabulla la mirada atónita del perro sobre el balcón, sino, por su color francés.
La nona, la que recuerda constantemente la casa de su vida, la anhela todos los días, con ganas de volver (la casa, ya derrumbada, espera a ser llenada por un par de departamento construídos, en un barrio meramente comercial) y comenta, al paso: "en honduras había agua oxigenada".
Las dos hermanas, las hijas del medio y menor, una con un lunar de canas, la otra con el perro de prostituta barata en la mano.
Una necesita que le tiñan ese lunar horrendo de canas, y la otra, con cara de asquerosa, posa el perro sobre la mesa (que la mira desencantado por haberlo sacado de sus brasos), agarra el pincel y pincelea el cabello de la menor.
La menor, que reniega de su vista ya no tan perfecta, equivoca agua oxigenada con leche siliconada.
Dubitativas las cuatro y el perro, nos reimos, preguntamos dónde está la cámara, a la menor parece no importarle, ella quiere teñirse el cabello, la del medio, la quiere convencer de que no va a poder teñirla con esa crema mixturada en la tintura.
No importa, la menor con sus cabellos alocados se encuentra a medio teñir en el medio del almuero de domingo.


Del 23 de Julio de 2010

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