jueves, 25 de noviembre de 2010

I

Bautista no tenía problema, él era así, no se encadenaba a nada, no le gustaba estar atado a compromisos y tener que dar explicaciones. Bautista es de esos que defienden con vehemencia sus posturas, no entienden sobre medios y cosas políticamente correctas, Bautista cree vivir solo en el este mundo pero un día leyó a Olivia.
Ella, cautelosa de sus palabras y eximida en protocolo, no responde a situaciones inconexas, es avasallante pero sabe qué hace. Olivia no piensa antes de hablar, pero rara vez queda mal parada, aunque, habla hasta por los codos. Olivia cree en películas de amor y príncipes azules y defiende, al igual que Bautista, sus ideales; es allí donde se encontraron.
Olivia escribe, ella es vocera de sus propias ideas, pero un día necesitó compartir las cosas con alguien. Bautista, harto de discutir con la pared, comenzó a indagar otros puertos, Bautista y Olivia necesitaban encontrarse el uno al otro.
Ellos se encontraron, discutieron, dialogaron, se saludaron y el le dijo adiós. 
Olivia no lo espera, a decir verdad, se cansó de esperarlo y vive en plena armonía, aunque con el anhelo de volverselo a encontrar, Bautista, por el contrario, no repara en su desaparición, Bautista es mucho menos consecuente que Olivia, él hace y deshace a su gusto, aparece y desaparece cuando lo considera necesario. El problema radica en que Olivia, acostumbrada a vivir con la desaparición de Bautista, un día tuvo que volverselo a encontrar, y no estaba preparada para ello.

Del 8 de noviembre de 2010

1 comentario:

  1. Ohh. es preciosa la entrada, siento no haberte leido antes, no me apré a mirar ni buscar cosas bonitas como estas.
    sigues escribirendo.
    besoss.

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