jueves, 25 de noviembre de 2010

Las despedidas son de esos dolores dulces

El momento de felicidad es un tiempo congelado. No existe la felicidad absoluta por la plena ambición de felicidad constante, por esta razón, existen momentos congelados de felicidad.
Estos momentos los recordamos con nostalgia, los alejamos más del presente de lo que debiéramos alejarlo, es para expresar el deseo o la necesidad de volver a pasar por un momento así. La cabeza nos juega una mala pasada, no nos demuestra el esfuerzo y la lucha por la que se pasó para vivir esa algarabía.
Los momentos tristes, por el contrario, los exageramos, los traemos más cerca de nosotros mismos y los guardamos en la cabeza con una bronca  y una sensación de que sólo nos pasa a nosotros. Estos momentos los aferramos más a la memoria para no pasar por ellos nuevamente, no pasan, como los otros, como fotografías congeladas en el tiempo, expresan hasta sonidos e imágenes que fueron levemente distorcionadas para crear un ambiente un poco más dantesco.
Lo cierto de ambos momentos es que los guardamos en el mismo lugar, están en la "caja negra" como dirían los defensores de la psicología cognitiva, tan así que luchan día a día por permanecer anclados en la memoria y revivir en momentos necesarios e innecesarios.


Del 19 de noviembre de 2010

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