martes, 8 de noviembre de 2011

y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa

Tiene la boca seca; oye pero no escucha. Quiere sentarse abrazando, así sus piernas. Se quiere sacar los zapatos. El ambiente está denso, hay una densidad ambiental que incrementa con el tiempo, hay cada vez más gente en el cuadrado, son poco juveniles, David Guetta de fondo.
Todos se rien pero el mira serio, quiere reirse pero no le sale. Está en su mambo y todos en otra marea. Siente perderse en el vuelo. Se arremanga todo el tiempo.
Siente su tiempo no terminar de pasar. Se siente vivo y en trance. Mira el reloj como si el tiempo fuera a ayudarlo, pero es efímero.
Se quiere ir, se le cruzan mil cosas por la cabeza, pero en modo reversa. Su cuerpo está luchando entre la adrenalina cotidiana y el sociego del momento. Yace preocupado.
La relación entre pasado y futuro es lo que le agobia. Ese paréntesis de recuerdos que supura una exaltación incomparable. No detiene el tiempo, no es un punto muerto.
La relación entre su mundo y el universo es lo que lo mata.

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