domingo, 18 de septiembre de 2011

Ya son 20


Erasmus, alumna de intercambio, inexchange student, soy todo eso y si supiera decirlo en los demás idiomas con los que he tenido contacto estos 20 días, de seguro que lo haría.
Mi viaje empezó empezó ahí, pero recién ahora estoy dandome cuenta donde estoy. Me fui de casa con un pie aca y todavía no apoyé el segundo, quizás lo haga el dia que me esté yendo, en conjunción con mi personalidad.

Me fui creyendo que estaba viviendo la vida de otra persona, que era afortunada pero que no era para mi, quizás porque no lo había deseado tanto como otras personas y porque así suele suceder con las cosas que lo toman a uno por sorpresa. De todas maneras estoy acá y mañana no, y como el tiempo es así de efímero
como el aire, tengo que ser mucho más consciente de todo lo que veo, hago y vivo.

El viaje no es uno solo ni la oportunidad de haberlo hecho, el viaje es todo lo bueno y todo lo malo, aquello que me agrada y con lo que estoy en desacuerdo también, como el Ying y el Yang, el problema es que nunca fui equilibrada, y nunca supe como aprender a equilibrar mis ideas, pero he me aquí en el medio de la civilización europea, de la cultura, por excelencia, más antigua del mundo occidental, estoy en Italia, aunque Milano no represente mucho la cultura romana.

Pasaron exactamente 20 días, ni hablar, hace 3 meses estoy acá y tan solo llegué ayer. La percepción del tiempo que pasa por mi cabeza es tan contradictoria como la frase anterior, pero verdaderamente así lo es. Hice una cantidad de cosas que no hice ni en 3 meses allá, pero la distancia hasta el final parece alejarse cada vez más, alargando las situaciones y acciones que restan.

Llegué sintiendo que no dejé nada atrás, y 20 días después sigo sintiendo lo mismo, pero en profundidad se que no es así. Lo que dejé atrás lo deje sin duda alguna para recuperarlo cuando vuelva; no perdí nada, jugué a ganar en un Ta te tí sin contrincante, y si pierdo es porque quiero.

Los días son tan dificiles como quiero que así lo sean, pero no soy otra, estoy distinta, pero soy la misma persona. La soledad te da algo que en ningún lado encontras. La certeza de saber quién es uno verdaderamente. No me gustó nunca estar sola, me jacté cientos de veces del miedo a la oscuridad tapando el miedo a la soledad, pero es un sentimiento y no por ello negativo.


No vine a buscarme a mi pero sin duda alguna me estoy encontrando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario