domingo, 26 de junio de 2016

De cómo voy dejando las ideas atrás.

Abandono -casi- un 88% de las ideas que tengo. Aunque sean esas ideas que desembarcan en tierra firme y con una vehemencia incalculable. Se presentan como un aluvión, como cuando se aprieta el freno de mano frente a una loma de burro que se no avisó con una insignia. 
Aparecen con reminiscencias de ideas anteriores, y entonces adquieren una fuerza un poco más grande que las que ya forman parte del conjunto de ideas desechadas; pero así como aparecen, se van.

Me desperté hoy con este comienzo de algo en mi cabeza: 'se va sin sin quiera tener en mente haberme hecho partícipe de su decisión. Se va como quien no evalúa el daño colateral, ni el lateral, ni el periférico'. Y con el paso de las horas del día, ese texto fue disolviéndose hasta que se convirtió en el 88% de cosas que suelo abandonar -quizás- antes de comenzar.

Ahora ya pasaron 19 Hs del comienzo del día y ya me amigué un poco más con la idea del abandono. Como no considero que sea parte de mis problemas estructurales, no será un tema de conversación en mi próxima sesión de terapia del miércoles. Lo escribí acá y un poco lo resolví. Es una idea menos abandonada que resuelve un conflicto en el desarrollo de la idea en forma de texto. Tomá Piagget, in your face.

Actualización 19.17 hs: me llegó un mail de Toefel recordándome que estoy inscripta en un curso online gratuito para la práctica del examen. Otro proyectó que no progresará, y la aguja ya se inclina más por un 89% de cosas que abandono.

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