viernes, 28 de agosto de 2015

Reservorio de fuegos

Hoy me abstraigo y no te escucho,
como tantas otras veces no quise hacerlo.
Me defiendo de asperezas que me hieren,
me congelo en diáfanas ideas que emergen.

Me contengo para no erizarte,
porque los hielos de mi mente,
disfrazan un consuelo subversivo,
no puedo dispararte los colores que quisiera.

Hoy tus gritos ya no duelen,
porque son las espadas más usadas,
disparando a sangre fria,
la más triste melodía.

Ya no emergen esos miedos,
son los mismos que me vencieron
aquella noche, aquella primavera,
donde me declaraba insustancial.

Esa duda recurrente,
que derriba la insurgencia de mi ser,
donde la deja congelada,
con simplezas y devastada.

Ese fuego arde más,
con la complacencia de sentirse vencedor,
arrastrando la lucha emergente,
y la deja arrinconada de dolor.

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