viernes, 28 de agosto de 2015

Reservorio de fuegos

Hoy me abstraigo y no te escucho,
como tantas otras veces no quise hacerlo.
Me defiendo de asperezas que me hieren,
me congelo en diáfanas ideas que emergen.

Me contengo para no erizarte,
porque los hielos de mi mente,
disfrazan un consuelo subversivo,
no puedo dispararte los colores que quisiera.

Hoy tus gritos ya no duelen,
porque son las espadas más usadas,
disparando a sangre fria,
la más triste melodía.

Ya no emergen esos miedos,
son los mismos que me vencieron
aquella noche, aquella primavera,
donde me declaraba insustancial.

Esa duda recurrente,
que derriba la insurgencia de mi ser,
donde la deja congelada,
con simplezas y devastada.

Ese fuego arde más,
con la complacencia de sentirse vencedor,
arrastrando la lucha emergente,
y la deja arrinconada de dolor.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Una tarde en Vondelpark

Mires lo que mires, en el único lugar que vas a ver lo mismo, es para arriba.
En los laterales, los sentidos pueden variar en forma vertical, y lo mismo sucede en la parte de abajo, solo que en este caso, el cambio de sentido es multilateral.

El vertigo es introspectivo, como cuando se consume la llama de una vela.
El aire diversifica cada fracción temporal, y lo vuelve un poco más parte del pasado.

La necesidad se torna simbiótica a lo largo del tiempo, y fusionan en el espacio temporal.

El día se consume con la llama a fuego lento.
Se aclaran los ácaros y se divisionan celularmente en el aire.

Todo es amarillo, y con un blanco que lo recubre.

Es el color que sentimos, con los cinco pilares del cuerpo.

Todo se apaga, lentamente, porque el ojo se va cerrando.