Seguí mi instinto de dadivosa y perdí.
Me dolió y no frivolicé mi dolor.
Aquello que duele en el alma genera desconfianza,
por volver a querer y por volver a dar.
La entrega absoluta es un oxímoron -casi-despreciable.
Nadie entrega aquello que no tiene, nadie se desprende sin motivos.
Cuando se prende fuego una cuerda para volverla a unir, queda la marca.
Pretensiones de tornar la realidad en un punto y aparte.
La percepción de volver a creer es sólo una idea.
El idilio con el que se transcurre en esa percepción es aquella marca.
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