lunes, 20 de abril de 2015

Una cuerda

Seguí mi instinto de dadivosa y perdí.
Me dolió y no frivolicé mi dolor.
Aquello que duele en el alma genera desconfianza,
por volver a querer y por volver a dar.

La entrega absoluta es un oxímoron -casi-despreciable.
Nadie entrega aquello que no tiene, nadie se desprende sin motivos.

Cuando se prende fuego una cuerda para volverla a unir, queda la marca.
Pretensiones de tornar la realidad en un punto y aparte.
La percepción de volver a creer es sólo una idea.
El idilio con el que se transcurre en esa percepción es aquella marca.