jueves, 3 de febrero de 2011

Buenos y Malos Vecinos

En el primero A vive Juli y su familia, a decir verdad, se mudaron hace poco, estuvieron mucho tiempo haciendo arreglos en la casa antes de mudarse, varios meses, pero nunca los vi hasta que se mudaron. Juli es psicóloga, no tiene más de 30 años y es bastante copada; sin embargo, está casada y con dos hijos, lo que le otorga el rótulo de "mujer de familia". Juli es de esos vecinos a los que saludas cada vez que te lo encontras, pero lo importante es que no lo haces por compromiso o por ser políticamente correcto, la saludas porque da ganas de saludar a Juli. El marido de Juli tiene uniforme de médico, pero si es enfermero, dentista, anestesista o cirujano, desconozco profundamente. Por esta misma razón no puedo meterme en él, ni si quiera sé su nombre. Los hijos de Juli son un tanto raros, o me olvidé de lo que era ser una nena, pero a decir verdad, viven en el primer piso y sólo me los encuentro en el ascensor; toman el ascensor para dejar la basura en el -1 y vuelven a su casa, lo hacen los dos juntos y en pijama. De todas formas, son simpáticos, correctos y educados, saludan siempre y con una sonrisa. No se los escucha gritar mucho, parecen tranquilos a simple vista, igual, viven lejos de casa.

En el primero B están ellos dos, un matrimonio de unos largos años, creo que viven acá desde que nací pero nunca supe sus nombres. Ella es cosmetóloga y de él desconozco su ocupación. No suelen hablar mucho, y como no toman el ascensor, tampoco cruzas palabras con ellos, de hecho, me enteré que ella era cosmetóloga porque me lo contó mamá, pero a decir verdad, creo que mamá es lo único que sabe de ellos. Lo que se puede destacar de ambos es que no son problemáticos, suelen decir bien las cosas y no figuran mucho en las reuniones de consorcio, lo cual, los hace buenos vecinos. (¿Silvia?, ¿Ana?, no, no recuerdo su nombre o nunca lo supe).

Del segundo piso no voy a hablar mucho. Creo que es uno de los pisos en los que más se diferencian el A y el B. 
En el segundo A está él, el guardián (apodado por mi) y su mujer. No tenemos buena relación, discutimos varias veces el guardián y yo, y es con la única persona que tuve un altercado. Un día nos subimos juntos en el ascensor y yo termine diciéndole "desubicado", lo que generó que el guardián suba a casa a pedirle explicaciones a mi madre sobre mi educación. Ella, sé que no es una planta porque la cruzo en el supermercado de vez en cuando, sino, juraría que es un holograma.

En el segundo B vive una familia. Un matrimonio y dos hijos. Ella viene a clases de danzas conmigo pero es muy tímida; podríamos regresar juntas a casa, pero prefiere salir más temprano de la clase e irse sola, está bien, no la juzgo, siempre fue muy vergonzosa. Él, un hombre de unos 55 años más o menos, trabajador, es lo único que puedo decir al respecto, no lo cruzo mucho pero siempre saluda con una sonrisa. El hijo mayor tiene la edad de mi hermano o dos años más, lo cruzo con la novia a menudo y sé que tiene un auto con una calcomanía de Viejas Locas, más que eso no sé, es tímido como la madre, pero sigue la línea familiar, siempre muy respetuoso. La hija menor tiene un año menos que yo, sé que escucha los Beatles y que iba al Guido Spano, la cruzo seguido, ella sale y yo entro, y viceversa, siempre así, pero siempre saluda, abre la puerta y mantiene ese respeto familiar.

En el tercero A viven "Negra" y "Julio" o el gallego. Mi abuela es italiana, mejor dicho, es del sur de Italia y no sabes como pero son todos primos o parientes, alguna tía, prima, algo de negra somos, algún lazo familiar tenemos con ella, lejano pero lo tenemos. Ellos viven acá desde que yo tengo uso de razón (antes quizás también) y mantenemos una relación más directa que con el resto de los vecinos. Negra es amiga de la abuela, va a visitarla a menudo, con ella hablamos bastante, de los trillizos (sus nietos) o de la cotidianeidad del edificio. Los trillizos toman clases de matemática con mamá, como la palabra lo indica son tres, pero dos son hombres y una es mujer. Mateo, Lucas y Manuela, tendrán 15 años más o menos, son los tres muy parecidos físicamente y de carácter, son despistados, pero muy educados. La madre es Fer, antigua amiga de mamá, o hermana de Silvia, la real amiga de mamá de la secundaria.
Volviendo al tema, con Julio no tengo más relación que un "hola y chau". Sé que trabaja en el mercado y que los gajes del oficio indican que su horario laboral (como el de todos los que trabajan en el mercado) es muy diferente al mío, lo que implica que no suelo cruzarme mucho con él.

En el tercero B viven dos hermanos, se mudaron hace poco también. Yo intuyo que son del sur, tienen cara de sureños

En el cuarto A vive la abuela, con sus manías y sus mambitos. Bajamos muy seguido a verla, y todo el tiempo le decimos que necesita una mujer que la cuide y se quede a dormir con ella, no hay forma de que entre en razón, no quiere. Espanta a cada una de las que ponen a prueba a trabajar en su casa; a todas les encuentra algún defecto. Cree que todas le roban las cucharitas y los repasadores. Pero la abuela es un capítulo aparte, es única.

En el cuarto B vive Amalia y su hija. De Amalia sabemos que tiene tres hijas pero que una sola vive con ella, la más chica. La del medio tiene una nena, lo que la convirtió a Amalia en abuela hará dos años atrás. De la mayor no sabemos mucho; vive por Urquiza y tiene una heladería en la que Amalia estuvo trabajando un tiempo, siempre antes del episodio. La hija menor de Amalia no tiene cara de simpática pero aún así es muy educada, tiene un novio problemático. Lo encontré varias veces en la puerta de la casa esperando a que le abran la puerta pero pocas veces lo consiguió. A esta altura no sabría si decirle novio o ex novio.
Amalia es una mujer rara. Desde aquel episodio que no se la volvió a ver tan seguido por el barrio. Ya no baja al supermercado y difícilmente la cruzas en el ascensor. También, desde aquel día, el caniche toy negro de Amalia ladra cada vez menos.

En el quinto A vive la tanita, no recuerdo el nombre, está vieja, tiene unos años largos en el debe. Con la tanita teníamos una relación especial; cada vez que se me caía alguna prenda del tender a su tender, iba a buscarla y ella me regalaba un caramelo de fruta y me preguntaba cómo estaba la abuela (es del pueblo de la abuela pero no tenemos parentesco, raro) sosteniendo una sonrisa bellísima. Ella es coqueta y muy simpática. Con el tiempo fue perdiendo la memoria y ya no se acuerda de nada, de todas maneras me saluda como si me conociera pero preguntándome quién soy. Una vez escuchamos gritos y portazos, nada raro, las hijas querían entrar a su casa y la mujer que la cuidaba estaba completamente dormida, podría jurar que había ingerido más de una pastilla para dormir porque le tocamos tanto timbre cómo fue posible. De vez en cuando se la oye gritar, quejidos al viento. Cuenta la del quinto b que no le gusta que la bañen, y es ahí donde se oyen gritos.

En el quinto B vive una familia también, un matrimonio y dos hijos. Ella se lleva muy bien con mamá, no me acuerdo el nombre, puedo jurar que se llama Susana pero podría estar equivocándome, así que prefiero pecar de ignorante. Es simpática, respetuosa y saluda siempre, no tenemos ningún episodio a destacar pero podemos decir que es de las que le hace comentarios a mamá y por la que nos enteramos de los chismes del edificio. Él vuelve de trabajar a las 5 de la tarde. Al hijo mayor me lo crucé pocas veces y la mayoría de madrugada, tiene unos ojos preciosos, pero una mirada triste. A la hija menor la crucé de día y de noche con y sin el novio, De cualquier manera, ambos son más grandes que yo.

En el sexto B vive Marina. Mi vecina. Marina es del sur, de Chubut, tiene 24 años y estudia psicología en la Universidad del Museo. Siempre se queda dormida y me sé sus horarios de memoria. Entra a la facultad a las 8 y media y llega a casa a la 1 en punto. Duerme unas largas siestas y al despertar se pone a cantar. Tiene una voz privilegiada pero es tímida, no le gusta que le recuerden lo lindo que canta, la avergüenza. Marina vive sola por temporadas; su hermano mayor la acompaña de vez en cuando pero es lo que más fastidia a Marina. Si fuera por ella viviría completamente sola. El hermano de Marina, Darío, es saxofonista de una banda de Jazz, tiene varios años más que Marina y estudia en un conservatorio de música, más que eso no sé. Los padres de Marina son dos de las personas más simpáticas que conocí en mi vida. La visitan varias veces al año y Marina es feliz siempre y cuando no se queden en su casa más de una semana.
Con Marina tenemos una relación especial. Mamá le cocina pizza todos los 24 de Julio que es cuando cumple años porque invita a unos 10 o 12 amigos a festejar y mamá se jacta de que tiene la familia lejos y que por esa razón le gusta ayudarla en su cumpleaños. Marina es buena, colgada como pocas personas.

En el séptimo A vive la tía Grace, mi primo Lucas y la perra Uma. Hablar de la familia es hacer un capítulo aparte pero como se trata de relaciones vecinales, hago un esfuerzo. La tía siempre te abre la puerta pero siempre se queja también. Es maniática de la limpieza y muy directa. En la casa de la tía están refaccionando desde el mes de diciembre, la queremos matar a la tía, hace meses que no nos deja dormir más de las 9 de la mañana con sus martillazos. A Lucas se lo ve poco, pero le gusta escuchar la música fuerte a la hora del estudio, es el único problema que tenemos con Lucas. Uma ladra siempre que puede, es caniche toy y tiene que hacerle honor a su raza. Si, se lleva bien con el caniche toy de Amalia, es más, los quisieron cruzar hace poco.

En el séptimo B viven mi prima, su esposo y Mía, la perra. No se los escucha nunca. Lo único que piden es mantener la puerta cerrada con llave las 24 horas del día. Se los cruza a diario cuando bajan a Mía a hacer sus necesidades, ahora cada vez menos, Mía tiene paseador ahora. Lo que se puede decir de ellos es que tienen desconectado el timbre desde que se mudaron, y que detestan la música fuerte de Darío (el hermano de Marina) a altas horas de la madrugada.

En el octavo A viven el mecánico, la arquitecta y su hija Martina. Con ella tengo buena relación, nos saludamos siempre, pregunto acerca de Martina y siempre le pido a Martina que me salude, nunca quiere, asumo que me tiene miedo. De él no vamos a hablar, está en litigio con la tía y con mamá porque se queja de ruidos molestos, prefiero no juzgarlo pero sabemos qué pienso al respecto.

En el octavo B no sé quién vive pero si sé quién, gracias a Dios, no vive más. Susana fue, quizás, de las vecinas más problemáticas que tuvimos en el edificio. Alcohólica de profesión y oficio. La cruzabas en el supermercado con dos o tres botellas de Quilmes en su bolso de hacer las compras y con un olor a vino que apestaba. Susana tiene un loro y tenía un perro que murió atacado por el perro de los del octavo A. De Susana prefiero no recordar mucho, desde el día que se apareció borracha a las doce de la noche con regalos en la puerta de casa dejó de existir para mí. Del esposo de Susana sabemos que era sereno. Lo malo de Susana es que se mudó a la vuelta de casa, por lo que tenemos que cruzarla en el supermercado a menudo.

En el noveno A vive Susana la loca, vive hace muchos años en el edificio y es jubilada. No sabemos qué edad tiene pero sabemos que trabajó varios años en el Banco Francés y es allí donde decidió jubilarse. No sabemos de su edad porque siempre parece de 40. De susi pensamos cualquier cosa, hasta que era un travesti, nos equivocamos, juzgamos mal, eran cosas de chicos, con mi hermano y con Lucas siempre creímos eso. Susi es loca por la astrología; una vez nos tiró las cartas a mí y a Lucas, teníamos 12 y 13 años, nos escapamos de nuestras casas y fuimos a merendar a lo de Susi, tiene una selva en la casa, varios pájaros y loros muy simpáticos y música Zen. Lo más destacado de Susi fue su perro Zoilo y su relación con el encargado anterior; se dice varias cosas de su relación con Ramón pero preferimos no exponerla.

En el noveno B vive una mujer soltera de unos 48 años aproximadamente. No sé absolutamente nada de ella pero vive en el edificio hace más de 15 años  y siempre tiene cara de malhumorada. Me la cruzo todos los días en la parada del colectivo alrededor de las 6.45 y sé que trabaja por el hospital de clínicas.

El edificio tiene 9 pisos y medio, digamos que el medio que sobra es la casa de Edilson (el encargado falso brasilero). Vive con su joven mujer y su hijo. Esperan su segundo hijo. Es el portero más respetuoso que tuvimos y el que más realiza su trabajo. Antes que él estuvo Ramón (alcohólico empedernido) y antes de Ramón el edificio no existía, se jubiló acá.

De la administración y de la portería tengo que hacer dos capítulos aparte.

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