martes, 16 de abril de 2013

Asfixia


Son hileras que se mueven en el tiempo, 
dejando dos insignias penetrantes, 
dos insignias de impunes formas y estilos, 
dos insignias perpetuantes.

Las hileras que provocan menesteres imparciales, 
de giratorias imagenes que suben sigilosas por el viento, 
se arriman al ocaso, se sienten victoriosas.

Dos insignias lujuriosas de vanidades insolubles, 
de fervientes caracteres, lideres de un cielo intransitable.
Cielo que retrasa el andar,
que recurrente y luminoso se empeña en usurpar sangrientos desencuentros.


Con saberes que miran descarrilados, 
que sueñan con volverse intratables y turbulentos.
Se quedan quietos, se absorben y se agreden, 
no convidan tiempos alegres. 
Amenazan con nunca amainar, 
con revolver tiempos violentos y volverse sin gravedad. 
Se cruzan en un negro inminente, 
con furiosas actitudes de regocijo personal, 
no se ganan, se irritan sus pensamientos latentes 
y se terminan por gobernar.